Los precios de la hacienda en el Mercado de Liniers cayeron en torno al 16% en los últimos tres meses, pero la carne al público apenas retrocedió, como mucho, 2,10%. Peor aún, en cortes como asado y vacío, entre otros, los consumidores están pagando entre 1,16% y 2,48% más caro, respectivamente. La carne, un producto que para las fiestas de Navidad y Año Nuevo tiene un alza estacional, esta vez no debería registrar nuevos incrementos.
En la primera y la segunda semana de septiembre pasado, por novillos de consumo liviano para el mercado interno en la plaza concentradora de Liniers se vendía el kilo en pie entre $ 18,50 y $ 19,50. Las últimas semanas ese rango cayó a $ 15,90/16,30 el kilo. Tomando las puntas de los precios más altos, la merma del novillo fue del 16,4%. Algo similar se observó con el comportamiento del Índice Novillo Mercado de Liniers (INML), indicador elaborado en base a todos los novillos que se venden.
En las subastas del viernes 16 de septiembre dio $ 17,01 el kilo. Ese índice cerró el viernes pasado, última semana completa de actividad en ese mercado, en $ 14,04, es decir, 17,4% menos. Esta semana es atípica para valorar los precios, ya que el movimiento de hacienda se encuentra afectado por un paro de trabajadores del Senasa.
Según los expertos, la caída del valor de la hacienda obedece a dos motivos. Por un lado, se vende menos carne al público por la pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores por la inflación, estimado en 17,5% en lo que va del año -por la inflación y Ganancias-.
En rigor, en la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes (Ciccra), su presidente, Miguel Schiaritti, estimó que la venta al público “debe haber caído un 5%” en los últimos meses. Para los carniceros la retracción del consumo se nota más en el Gran Buenos Aires que en la Capital Federal.
El otro motivo de la baja de la hacienda es que luego de que las inundaciones en la provincia de Buenos Aires obligaran a retrasar los engordes de los animales, esa hacienda apareció de golpe en el mercado deprimiendo los valores. Se calcula que hay una sobreoferta del 10% respecto de la comercialización habitual.
Pese a que cayó la hacienda y el consumo se resintió, el público apenas vio leves bajas. Según un relevamiento de precios del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna (Ipcva), que toma 200 puntos de venta de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires (un 70% carnicerías y 30% supermercados), la bola de lomo que costaba $ 74,54 el kilo en septiembre, en noviembre llegó a $ 73,2, una merma de 1,79%. La cuadrada retrocedió de $ 73,98 a 72,42 (2,1%) en igual período.